MAAP #233: Situación actual de Minería de Oro en la Amazonía Peruana

Mapa base. Zonas de actividad minería aurífera en la Amazonia peruana.

La minería de oro en la Amazonía peruana ha tenido un crecimiento importante en los últimos años; en especial posterior a eventos claves como el Operativo Mercurio, una intervención multisectorial contra la minería ilegal que fue realizada a inicios del año 2019 y tuvo su principal impacto en zonas críticas de minería ilegal en la región Madre de Dios como es el sector de La Pampa. Además, la pandemia del COVID-19 tuvo un impacto considerable en la expansión de la minería ilegal en el Perú, donde el retiro de la vigilancia policial en zonas aledañas a La Pampa ha contribuido a la expansión de áreas mineras en este sector (Vadillo, 2022).

Este incremento, vinculado directamente a los precios internacionales del oro, ha generado el surgimiento de nuevos frentes de deforestación e invasión de cuerpos de agua para la ocurrencia de la actividad minera de oro. El presente reporte muestra las principales zonas de minería de oro tanto en ecosistemas terrestres como en cuerpos de agua en la Amazonía Peruana. 

La actividad minera de oro en la Amazonía Peruana se ha extendido a nueve regiones del Perú: Amazonas, Cajamarca, Cusco, Huánuco, Loreto, Madre de Dios, Pasco, Puno y Ucayali. En el monitoreo de esta actividad minera, se ha incluido la identificación de zonas deforestadas por minería e infraestructuras mineras (ej: dragas, peque-dragas, chutes, entre otros) en ríos amazónicos.

Hasta mediados del año 2025, la deforestación por minería de oro ha alcanzado una extensión de 139,169 hectáreas en el Perú, donde la región Madre de Dios ha concentrado la mayor parte de esta deforestación (97.5% del total). Además, las regiones Huánuco y Puno han presentado valores considerables de deforestación por minería, donde se identificaron 1,262 y 1,014 hectáreas de deforestación, respectivamente.

Asimismo, el uso de diferentes infraestructuras mineras se ha extendido a los ríos de varias regiones, principalmente en el sector norte del Perú. Las regiones Loreto y Amazonas son las regiones que han presentado el mayor número de infraestructuras mineras en sus ríos amazónicos, donde  se identificaron 989 y 174 dragas mineras para el periodo 2017 – 2025, respectivamente. 

Por otro lado, la actividad minera de oro ha ocasionado una afectación de cuerpos de agua debido a la presencia de infraestructuras mineras y/o de deforestación por minería en zonas aledañas a estos cuerpos de agua. En total, se estima una afectación de 225 cuerpos de agua (ríos y quebradas) en la Amazonía Peruana por la actividad minera de oro.

A continuación, presentamos los resultados de este reporte en tres secciones, las cuales agrupan las regiones con presencia de minería de oro: Sector Norte (Amazonas, Cajamarca y Loreto), Sector Centro (Huánuco, Pasco y Ucayali), y Sector Sur (Cusco, Madre de Dios y Puno). En cada sección, se presentan las áreas deforestadas por minería de oro y ríos afectados por infraestructuras mineras.

Mapa base. Datos: ACA, ACCA, CINCIA, FEMA, SZF, IBC, SERNANP, Mapbiomas Perú

Sector Norte de la Amazonía Peruana

La minería de oro se ha extendido en las regiones Amazonas, Cajamarca y Loreto, donde se han registrado distintas zonas de actividad minera, así como la presencia de infraestructuras mineras, específicamente dragas mineras, en diferentes ríos de estas regiones (Figura 1).

En este sector, se ha registrado un área total de 491 hectáreas deforestadas por minería distribuido en las tres regiones mencionadas. Estas zonas mineras para la extracción de oro se ubican próximas a cuerpos de agua y, en algunos casos, están al interior de comunidades Indígenas en estas regiones. 

Las áreas deforestadas por minería de oro se han localizado principalmente en zonas aledañas a ríos en este sector. En la región Cajamarca, la deforestación por minería se ha localizado a lo largo del río Chinchipe. Por otro lado, la deforestación por minería en las regiones Amazonas y Loreto se ha identificado en zonas aledañas al río Marañón.

Figura 1. Actividad minera aurífera en la Amazonía Peruana – Sector Norte. Datos: ACCA, FEMA, SZF, IBC, SERNANP
Figura 1a. Deforestación por minería de oro en la quebrada Sawintsa, región Amazonas. Datos: ACCA, Maxar

Además, se resalta la presencia de zonas deforestadas por minería cerca a la frontera con Ecuador para las regiones Amazonas y Cajamarca.

En septiembre de 2024, se identificaron nuevos registros de zonas deforestadas por minera en la quebrada Sawintsa de la región Amazonas (Figura 1a), la cual se ubica en la frontera con Ecuador y ha tenido un incremento de la actividad minera en los últimos meses.

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 1b. Dragas mineras identificadas en el río Nanay (Loreto). Datos: Planet, ACCA

La presencia de infraestructuras mineras para la extracción de oro se ha extendido a diferentes ríos amazónicos en el sector norte, donde se han identificado dragas mineras en 14 ríos diferentes. La región Loreto es la región más impactada por la actividad minera aurífera, donde se han identificado un total de 989 dragas mineras entre los años 2017 – 2025. 

El río Nanay, ubicado en la región Loreto, y los ríos Cenepa y Santiago, ubicados en la región Amazonas, son los ríos amazónicos más impactados por la actividad minera de oro en el sector norte debido al alto número de dragas mineras identificadas en estos ríos. A lo largo del río Nanay, se han identificado 841 dragas mineras en el periodo 2017 – 2025, de las cuales 275 dragas mineras (32% del total) se han identificado en el año 2025. Además, la operación de las dragas mineras en el río Nanay se ha localizado en comunidades indígenas así como en el Área de Conservación Regional Alto Nanay – Pintuyacu – Chambira (Figura 1b).

Por otro lado, la presencia de dragas mineras en los ríos Cenepa y Santiago se ha ido incrementando en los últimos años, donde se han registrado 137 y 51 dragas mineras entre los años 2022 – 2025, respectivamente. Asimismo, la actividad minera de oro mediante el uso de dragas mineras se han localizado en zonas aledañas a comunidades indígenas en la región Amazonas.

Sector Centro de la Amazonía Peruana

La minería de oro en el sector centro se ha extendido en las regiones Huánuco, Pasco y Ucayali, en las cuales se han registrado deforestación por actividad minera e infraestructuras mineras en ríos de estas regiones (Figura 2).

En el sector centro, se ha registrado una área total de 1,320 ha de áreas deforestadas por minería en las tres regiones mencionadas. Estas áreas mineras se han identificado en zonas aledañas a ríos y quebradas en estas regiones. Además, la deforestación por minería de oro se ha localizado en comunidades Indígenas, en el Área de Conservación Regional Bosque Montano de Carpish, y en la zona de amortiguamiento de la Reserva Comunal El Sira. 

Figura 2. Actividad minera aurífera en la Amazonía Peruana – Sector Centro. Datos: ACCA
Figura 2a. Deforestación por minería de oro en la provincia de Puerto Inca, región Huánuco. Datos: Maxar, ACCA

La región Huánuco es la región más impactada por la deforestación por minería en este sector, la cual se ha expandido principalmente en áreas aledañas a los ríos Pachitea, Yuyapichis, Negro, y a la quebrada Pintuyacu.

La mayor parte de la deforestación por minería se ha localizado en la provincia de Puerto Inca (Figura 2a), la cual concentra el 97% del total de áreas deforestadas por minería en la región Huánuco.

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 2b. Deforestación por minería de oro aledaño al río Chinchihuani, región Pasco. Datos: Maxar, ACCA

En la región Pasco, la deforestación por minería de oro se ha registrado a lo largo del río Chinchihuani desde agosto de 2024 (Figura 2b).

Estas áreas deforestadas representan los primeros registros de minería de oro en esta región, y han sido identificadas en concesiones mineras en trámite.

Por otro lado, la minería de oro en la región Ucayali se ha localizado en quebradas aledañas al río Abujao, donde se registran zonas deforestadas por la actividad minera.

 

 

 

 

 

 

 

Figura 2c. Dragas mineras ubicadas en el río Aguaytía, región Ucayali. Datos: Maxar, ACCA

Con respecto a la infraestructura minera en el sector centro, se han tenido registros de dragas mineras en el río Aguaytía, en la región Ucayali.

Estos registros de dragas mineras se han identificado desde mediados de 2024 (Figura 2c), los cuales se han localizado principalmente en sectores aledaños a la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Cordillera Azul.

En total, se han identificado 26 dragas mineras en este río durante los años 2024 – 2025.

 

 

 

 

 

 

 

Sector Sur de la Amazonía Peruana

La minería de oro se ha extendido en las regiones Cusco, Madre de Dios y Puno, donde se ha registrado principalmente deforestación por minería de oro en diferentes sectores de estas regiones (Figura 3).

Este sector ha presentado un área total de 137,558 ha deforestadas por minería ubicadas en las regiones mencionadas. A comparación con los otros dos sectores, el sector sur es el sector más impactado por la actividad minera de oro, la cual representa el 98.7% del total de deforestación por minería en el Perú. Además, la actividad minera en este sector habría iniciado en la región Madre de Dios, donde se registraron indicios de actividad minera a partir del año 1984. Esta situación representa una pérdida importante de bosques amazónicos en las regiones de este sector, así como el impacto en los ecosistemas terrestres y cuerpos de agua aledaños a la actividad minera.

Figura 3. Actividad minera aurífera en la Amazonía Peruana – Sector Sur. Datos: ACA, ACCA, CINCIA, Mapbiomas Perú, AMW
Figura 3a.  Deforestación minera en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata. Datos: Planet

La región Madre de Dios es la región con la mayor extensión de deforestación por minería de oro en el país, la cual concentra el 97.5% del total de deforestación por minería.

Hasta el año 2025, se ha registrado un área total de 135,939 ha de deforestación por minería en esta región.

Además, la deforestación por minería en Madre de Dios se ha extendido al interior de comunidades Indígenas y de las zonas de amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata (Figura 3a) y la Reserva Comunal Amarakaeri.

 

 

 

 

 

 

Figura 3b. Deforestación por minería oro en la Concesión para Conservación Camanti Sostenible. Datos: Maxar

Para la región Cusco, la deforestación por minería de oro se ha extendido a diferentes sectores cercanos a los ríos Araza y Nusiniscato, así como a quebradas aledañas a estos ríos.

Además, parte de la deforestación por minería se ha extendido al interior de la zona de amortiguamiento de la Reserva Comunal Amarakaeri y en la Concesión para Conservación Camanti Sostenible (Figura 3b). 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 3c. Deforestación por minería de oro aledaño al río Huari Huari. Fuente: ACCA, Maxar

Por otro lado, la región Puno ha presentado deforestación por minería en zonas cercanas a los ríos Inambari y Huari Huari, así como en quebradas aledañas a estos ríos (Figura 3c).

Asimismo, parte de la deforestación por minería de oro se encuentra ubicada en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Bahuaja Sonene.

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 3d. Tracas en pozas mineras en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata. Fuente: Planet

Respecto a las infraestructuras mineras en este sector, el uso de infraestructuras se ha extendido principalmente en las zonas mineras de la región Madre de Dios.

En esta región, se utilizan diferentes tipos de infraestructuras mineras para la extracción de oro, donde se incluyen el uso de tracas, chutes, minidragas y balsas mineras (ACCA, 2022).

Para el año 2025, se han identificado 2,052 infraestructuras mineras en zonas mineras en la región Madre de Dios, donde se incluyen tracas, dragas, entre otros (Figura 3d). 

 

 

 

 

 

 

Recomendaciones para la minería aurífera actual en el Perú

La minería aurífera en el Perú representa uno de los mayores desafíos socioambientales del país. La expansión de la minería ilegal e informal ha generado impactos graves en los bosques amazónicos, los ríos y las comunidades locales (Arana Cardó, M, 2024) . Frente a ello, se presentan cinco propuestas orientadas a fortalecer la formalización de la MAPE (Pequeña Minería y la Minería Artesanal), mejorar la trazabilidad del oro y reforzar la fiscalización estatal tanto en la nueva Ley de Formalización y Promoción de la MAPE como en la normativa actual sobre el tema.

1. Implementar un sistema efectivo de trazabilidad del oro que vincule producción, comercialización y exportación

Foto: ACCA

Actualmente, el Registro Especial de Comercializadores y Procesadores de Oro, creado a partir de la Resolución Ministerial Nº 249-2012-MEM-DM, carece de mecanismos efectivos de cruce de información.

Por lo tanto, se recomienda consolidar un sistema integral de trazabilidad que abarque no solo a productores, comercializadores, procesadores y exportadores, incluyendo la industria de joyería, sino también el control de insumos críticos como el mercurio y combustibles, a fin de garantizar cadenas de suministro libres de contaminación y actividades ilegales.

Este sistema debe integrar controles digitales en tiempo real, cruzar información entre lo declarado como producción y lo efectivamente comercializado, impedir la salida de oro ilegal bajo la forma de joyería y alinearse con las exigencias internacionales de debida diligencia.

 

2. Fortalecimiento de la Ley MAPE y depuración rigurosa del REINFO

Foto: ACCA

La normativa sobre pequeña minería y minería artesanal debe establecer categorías claras basadas en producción y tecnología, diferenciando el proceso de formalización (dirigido a mineros preexistentes en situación informal y que contempla medidas escalonadas y apoyo técnico) del proceso ordinario de otorgamiento de permisos, que exige el cumplimiento pleno de requisitos ambientales y técnicos para nuevos proyectos.

La nueva Ley MAPE (Pequeña Minería y la Minería Artesanal) debe incorporar incentivos reales para la formalización y para la adopción de prácticas sostenibles, mecanismos eficaces de fiscalización y la delimitación de zonas exclusivas para la actividad formalizada, excluyendo Áreas Naturales Protegidas, reservas indígenas, cuerpos de agua y patrimonio cultural.

Adicionalmente, esta nueva normativa debe establecer la obligatoriedad de la debida diligencia en la cadena de valor del oro, vinculando el proceso de formalización con la implementación de un sistema de trazabilidad. De este modo, los mineros formalizados no solo deberán cumplir con los requisitos legales básicos, sino también garantizar que su producción esté libre de insumos ilegales como el mercurio, respondiendo a estándares internacionales de transparencia y sostenibilidad.

Asimismo, frente a la prórroga otorgada hasta el 31 de diciembre de 2025, en el Decreto Supremo Nº 012-2025-EM, resulta indispensable que el Estado ejecute de manera estricta la depuración del REINFO (Registro Integral de Formalización Minera), retirando definitivamente a quienes no cumplan con los requisitos mínimos establecidas en la Ley N° 32213 y su reglamento, conforme indica su actualización a través del Decreto Supremo N.° 009-2025-EM. Además, se debe evaluar mecanismos sancionadores proporcionales que desincentiven el uso indebido del REINFO. Solo así se evitará que este registro continúe siendo utilizado como un escudo de impunidad frente a la acción del Ministerio Público y la Policía Nacional, y se garantizará que la formalización se traduzca en un cambio efectivo de prácticas mineras.

3. Establecer obligaciones ambientales desde el inicio de la formalización minera y asegurar su fiscalización

Foto: ACCA

La normativa debe establecer que toda actividad de pequeña minería y minería artesanal debe estar sujeta a obligaciones ambientales respectivas, desde el primer acto de formalización, a fin de asegurar una fiscalización temprana y efectiva. Durante dicho proceso, las operaciones deben ser fiscalizadas de manera general y aleatoria por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (OSINERGMIN), y la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL). Asimismo, se deben aplicar sanciones administrativas y penales a las autoridades responsables que incumplan con su deber de fiscalización.

De manera complementaria, se debe promover y avanzar con la zonificación forestal, conforme a lo establecido en la Ley Forestal (Ley N° 29763), con énfasis en las regiones amazónicas del Perú. Esta debe integrarse en el proceso de formalización minera y convertirse en un requisito formal para otorgar permisos. La integración de la zonificación permitirá prevenir que nuevos títulos habilitantes se otorguen en bosques prioritarios para conservación, reduciendo la deforestación y el uso inadecuado de los bosques al orientar la minería hacia zonas de menor impacto y prohibirla en áreas críticas. Ello implicaría que las autoridades de formalización minera consulten los mapas de zonificación desde el inicio. Es decir, el solicitante deberá incluir la categoría de zonificación forestal de su parcela y demostrar su compatibilidad antes de la emisión de un título habilitante.

4. Fortalecer la supervisión de la MAPE a nivel regional mediante convenios interinstitucionales

Foto: ACCA

Se propone la suscripción de convenios entre el OEFA y los gobiernos regionales amazónicos, acompañados de apoyo técnico y equipos tecnológicos para fiscalizar en tiempo real las operaciones en zonas remotas.

Además, siguiendo lineamientos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se recomienda la conformación de equipos multidisciplinarios especializados que acompañen supervisiones en campo, contribuyendo a cerrar brechas de capacidad y asegurar la eficacia del control ambiental en territorios críticos.

 

 

 

 

 

 

5. Promover tecnologías limpias y prohibir progresivamente el uso de mercurio al 2030.

Foto: ACCA

En cumplimiento del Convenio de Minamata, el Perú debe adoptar una política de eliminación progresiva del mercurio en la minería aurífera.

Para ello, se recomienda facilitar el acceso de los mineros a tecnologías limpias mediante créditos blandos, subsidios o beneficios tributarios, garantizando procesos más seguros para el ambiente y la salud pública, de modo que la transición tecnológica incremente la recuperación de oro y reduzca los impactos sobre ríos y comunidades locales. 

No obstante, esta política debe ir acompañada de metas específicas para la protección de los recursos forestales, así como de sanciones más estrictas frente a quienes continúen utilizando mercurio y generando deforestación, de manera que se garantice una verdadera protección ambiental y de la salud pública.

Además, dichas metas deben incorporarse expresamente en el Plan de Acción Nacional del Convenio de Minamata, asegurando su implementación efectiva y articulada en el territorio.

 

Metodología

La identificación de deforestación por minería de oro se basó en la interpretación visual de imágenes satelitales de alta y muy alta resolución disponibles en las plataformas Planet, Maxar y Google Earth Pro para las regiones Amazonas, Cajamarca, Cusco, Huánuco, Loreto, Pasco, Puno y Ucayali. Para lo cual, se realizó una revisión preliminar de mapas y plataformas relacionadas a la detección de minería en el Perú (Sistema de Detección Temprana y Vigilancia Ambiental del Ministerio del Ambiente del Perú, Amazon Mining Watch y Mapbiomas Perú) con la finalidad de ubicar potenciales zonas mineras. Además, se recopilaron reportes y artículos periodísticos relacionados a la minería de oro en diferentes regiones del país para la ubicación de áreas mineras, así como comunicaciones directas de representantes de diferentes instituciones sobre indicios de actividad minera a nivel local. A partir de estos procesos preliminares, se realizó la identificación de deforestación por minería de oro mediante el uso de imágenes satelitales. Asimismo, se realizó el monitoreo de la deforestación por minería identificada utilizando los mosaicos mensuales de Planet NICFI (resolución espacial de 4.7 m) para un seguimiento de la expansión de la deforestación por minería y la identificación de nuevas áreas mineras aledañas. 

La identificación de deforestación por minería de oro en la región de Madre de Dios  utilizó la información de deforestación histórica por minería  generada por el Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) para los años 1984 – 2019,  por Mapbiomas Perú para el año 2020, y por Amazon Conservation (ACA) para el periodo Enero 2021 – Marzo 2024. Luego, se utilizó el algoritmo LandTrendR para la identificación de pérdida de bosque en mosaicos mensuales de Planet NICFI para el periodo Abril 2024 – Julio 2025. Posteriormente, se realizó una revisión manual para la identificación de la pérdida de bosque por minería de oro y otras causas.

La identificación de infraestructuras mineras se basó en la interpretación visual de imágenes satelitales de muy alta resolución disponibles en las plataformas Planet , Maxar y Google Earth Pro para diferentes ríos amazónicos y áreas mineras en el Perú. Además, se incluyeron reportes confidenciales y comunicaciones directas de diferentes instituciones sobre la presencia de infraestructuras mineras en ríos amazónicos.

Anexo

Anexo 1. Cuadro resumen – Actividad de minería de oro en la Amazonía peruana

*La afectación de ríos y quebradas considera la presencia de infraestructuras mineras dentro de estos cuerpos de agua y/o la presencia de zonas mineras de oro aledañas a estos cuerpos de agua.

Referencias

Arana Cardó, M. (2024). Minería ilegal en la Amazonía peruana: Informe sobre las actividades mineras en las regiones amazónicas de Loreto, San Martín, Amazonas, Ucayali, Madre de Dios y Huánuco. Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible Perú (FCDS). https://fcds.org.pe/wpcontent/uploads/2024/07/Resumen_Ejecutivo_informe_mineria_compressed-1.pdf

Conservación Amazónica (ACCA), Proyecto Prevenir – USAID. (2022). Estimación de la población minera informal e ilegal en el departamento de Madre de Dios, a partir del uso de imágenes satelitales sub métricas. https://repositorio.profonanpe.org.pe/handle/20.500.14150/2744

Delfino, E. (20 de julio de 2025). Minería ilegal en Perú: “Hay una presión internacional por el oro y los principales países consumidores no realizan una debida diligencia respecto al origen” | ENTREVISTA. Mongabay. https://es.mongabay.com/2025/07/mineria-ilegal-peru-oro-amazonia-contaminacion/

OCDE (2016). OECD Due Diligence Guidance for Responsible Supply Chains of Minerals from Conflict-Affected and High-Risk Areas: Third Edition. OECD Publishing. https://doi.org/10.1787/9789264252479-en.

Vadillo Vila, J. (2022). La minería ilegal y su impacto en tiempos de pandemia. Diario El Peruano. https://elperuano.pe/noticia/170967-la-mineria-ilegal-hoy

Zapata Perez, M., Arana Cardo, M., Ramires Valle, D., Castro Sánchez-Moreno, M., Garay Tapia, K., Rivadeneyra Tello, G., Vega Ruiz, C. y Cabanillas Vasquez, F. (2025). 10 propuestas para la formalización efectiva de la pequeña minería y minería artesanal. Observatorio de Minería Ilegal. https://www.observatoriomineriailegal.org.pe/wp-content/uploads/2025/05/10_propuestas_ley_MAPE_020525.pdf

Agradecimientos

Este informe es parte de una serie enfocada en la minería de oro en la Amazonía peruana, a través de una colaboración estratégica entre las organizaciones Amazon Conservation y Conservación Amazónica – ACCA, con el apoyo de la Fundación Gordon y Betty Moore.  

 

Cita

Pacsi R, Novoa S, Yupanqui O, Quispe M, La Torre S, Balbuena H, Huamán B, Valdivia G, Castañeda C, Soria M, Finer M, Santana A (2025) Situación actual de Minería de Oro en la Amazonía Peruana. MAAP: 233.

MAAP #232: Punto de inflexión en la Amazonía: Importancia de ríos voladores que conectan la Amazonía

Mapa Base. Flujo de humedad en la Amazonía (río aéreo) para el suroeste amazónico. Datos: ERA5, ACA/MAAP

El bioma amazónico, que se extiende por una vasta zona que abarca nueve países del norte de América del Sur, es famoso por su extrema diversidad (biológica y cultural) y sus abundantes recursos hídricos. En efecto, las principales características de la Amazonía están vinculadas por corrientes de agua interconectadas, tanto en tierra como en el aire (Beveridge et al. 2024).

El fenómeno natural del transporte y reciclaje de humedad aérea, también conocido como “ríos aéreos” y popularizado mediáticamente como “ríos voladores”, se ha convertido en un concepto esencial relacionado con la conservación de la Amazonía. En resumen, la humedad fluye desde el océano Atlántico a través de la Amazonía, facilitada de manera única por la propia selva tropical. A medida que se desplazan hacia el oeste, estos ríos voladores dejan caer agua sobre el bosque que se encuentra debajo. Posteriormente, el bosque transpira la humedad de vuelta a ellos, reciclando así el agua y apoyando a los ecosistemas de la selva tropical lejos de la fuente oceánica. Por ejemplo, el Mapa Base ilustra el río aéreo del suroeste amazónico.

Sin embargo, la continua deforestación y la degradación forestal perturbarán y reducirán el flujo de agua aéreo de este a oeste, lo que provocará un “punto de inflexión” (o «punto de no retorno«) en las regiones afectadas, que pasarán de ser selvas tropicales a ecosistemas de sabana más secos.

En este reporte, nuestro objetivo es resumir el estado actual de los conocimientos sobre el movimiento de la humedad atmosférica a través de la Amazonía y desarrollar nuevos análisis basados en esta información. En general, nuestro objetivo es mostrar las conexiones críticas entre el este y el oeste de la Amazonía, y cómo estas conexiones cambian durante las principales estaciones del año (húmeda, seca y de transición).

Nuestro análisis se divide en tres partes principales:

Primero, resumimos el estado actual de los conocimientos sobre el movimiento de la humedad atmosférica en la Amazonía, basándonos en una reciente revisión bibliográfica y en intercambios con expertos. Segundo, identificamos las zonas sensibles que son más vulnerables a la alteración del reciclaje de la humedad causada por la deforestación. Tercero, relacionamos estas zonas sensibles del oeste con sus respectivas zonas clave de humedad del este para cada una de las tres estaciones amazónicas: húmeda, seca y de transición.

En resumen, identificamos que las áreas sensibles más vulnerables a la alteración del reciclaje de humedad procedente del océano Atlántico causada por la deforestación se encuentran principalmente en el suroeste de la Amazonía (Perú y Bolivia). Durante la temporada húmeda, gran parte del flujo de humedad hacia estas zonas sensibles atraviesa los bosques primarios continuos (no deforestados) del norte de la Amazonía. Sin embargo, durante las estaciones seca y de transición, el flujo de humedad hacia las zonas sensibles debe atravesar varios frentes de deforestación importantes ubicados en el este de la Amazonía brasileña.

Por lo tanto, una importante contribución de este trabajo es revelar que, contrariamente a la percepción común de que el punto de inflexión es un evento único en toda la Amazonía, ciertas partes de la Amazonía son más vulnerables que otras. En particular, el suroeste de la Amazonía (Perú y Bolivia) es más vulnerable a un posible punto de inflexión, especialmente debido a la alteración de los flujos de humedad durante la estación seca sobre los principales frentes de deforestación.

1. Movimiento de la humedad atmosférica a través de la Amazonía (flujo de humedad)

Figura 1. Flujos de humedad en la amazonía, por estación, para el suroeste amazónico. Datos: ERA5, ACA/MAAP

Impulsada por los vientos alisios permanentes, la humedad aérea (atmosférica) fluye hacia el oeste desde su origen en el océano Atlántico, a través de la Amazonía en sus zonas no elevadas y hacia la cordillera de los Andes. Estas rutas de humedad se recargan mediante la evapotranspiración y se descargan mediante la precipitación, creando sistemas de reciclaje de humedad (Beveridge 2024, Weng et al. 2018, Staal 2018, Weng 2019). El reciclaje por evaporación recarga la humedad atmosférica después de las lluvias, mientras que el reciclaje por precipitación elimina esta humedad. Por lo tanto, la selva amazónica es un componente clave de una gigantesca bomba de agua que comienza con el agua transportada desde el océano Atlántico tropical y ayuda a empujarla hacia el oeste (Zemp 2017, Boers 2017). Los ríos aéreos son las vías preferenciales a largo plazo y a gran escala de los flujos de humedad que impulsan esta bomba (Arraut et al. 2012) (vea la imagen de introducción). Así, los ríos aéreos son el patrón medio global (a gran escala) del flujo de humedad, mientras que el reciclaje de humedad se centra más en las diferencias estacionales (a menor escala).

De toda la lluvia que cae en la Amazonía, sus árboles han transpirado directamente el 20 % (Staal et al. 2018). La mitad de esta precipitación (10 %) proviene de la humedad de un solo evento de reciclaje, y la otra mitad (10 %) proviene de múltiples eventos de reciclaje. Este último proceso de precipitación en cascada, o reciclaje de humedad en cascada (Zemp et al. 2014), puede ocurrir varias veces (hasta cinco o seis), reciclando el agua desde el este al oeste de la Amazonía, hacia áreas cada vez más distantes de la fuente del Océano Atlántico (Lovejoy y Nobre 2019, Beveridge et al, 2024). Las precipitaciones tienden a aumentar exponencialmente a medida que el aire húmedo se desplaza sobre los bosques, pero luego disminuyen drásticamente una vez que se alejan de ellos, lo que demuestra lo importantes que son los bosques para mantener las lluvias en grandes regiones (Molina et al. 2019). El reciclaje de humedad impulsado por la transpiración es especialmente importante durante la estación seca (Staal et al. 2018, Nehemy et al. 2025).

Por lo tanto, existen implicaciones transfronterizas, ya que las acciones que se llevan a cabo en el país del este pueden tener un impacto en el país del oeste situado a sotavento (a favor del viento) de la cascada de humedad. Por ejemplo, la deforestación en el este de Brasil puede afectar negativamente al flujo de humedad que se dirige a Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, incluidas las montañas tropicales andinas (Ruiz-Vasquez et al., 2020; Sierra et al. 2022, Flores et al 2024). Dado que el reciclaje de la humedad también continúa más allá de las fronteras de la Amazonía, también puede haber repercusiones en las zonas agrícolas del sur de Brasil, Paraguay, norte de Argentina y norte de Colombia (Martínez y Domínguez 2014; Ruiz-Vásquez et al., 2020).

El resultante flujo terrestre de agua de las montañas andinas a través de las amazónicas de baja altitud y de vuelta al océano Atlántico como escorrentía y caudal del río Amazonas y sus afluentes da lugar al concepto emergente conocido como la vía (AAA) “Andes-Amazonas-Atlántico” (Beveridge et al., 2024).

Es importante destacar que los flujos de humedad cambian estacionalmente en la Amazonía. La figura 1 ilustra estos cambios estacionales en el suroeste de la Amazonía, a modo de ejemplo.

En la temporada de lluvias (enero-febrero), el flujo de humedad se dirige tanto hacia el oeste como hacia el sur, creando un arco gigante (Arraut 2012). Por lo tanto, la fuente de humedad continental es el noreste de la Amazonía (Boers 2017, Weng et al. 2018, Sierra et al. 2022).

En la estación seca (julio-agosto) y en la transición de seca a húmeda (septiembre-octubre), el flujo de humedad se desplaza más directamente hacia el oeste (Arraut 2012, Staal et al, 2018). Por lo tanto, la fuente de humedad continental es el sureste de la Amazonía, y algunos estudios han identificado esta región como la más importante para mantener la resiliencia general de la Amazonía (Zemp et al. 2017, Staal et al. 2018).

Cada vez hay más pruebas de que la deforestación futura reducirá las precipitaciones a sotavento —más al oeste— de las redes de reciclaje de humedad, lo que provocará un “punto de inflexión” en las regiones afectadas, que pasarían de ser ecosistemas de selva tropical a ecosistemas de sabana (Boers 2017, Staal 2018, Lovejoy y Nobre 2018). Esto ha dado lugar a llamamientos a favor de estrategias de protección forestal para mantener el sistema de reciclaje de humedad en cascada que alimenta la vía (Zemp 2017, Encalada et al. 2021). Una revisión reciente indica que hay pocas pruebas de que exista un único punto de inflexión en todo el sistema; en cambio, algunas zonas específicas de la Amazonía pueden ser más vulnerables (Brando et al, 2025).

Los científicos ya están documentando los impactos relacionados con la creciente pérdida de bosque. Varios estudios recientes han encontrado que la deforestación en la Amazonía ya ha provocado una disminución significativa de las precipitaciones en el sureste amazónico, especialmente durante la estación seca (Qin et al., 2025; Liu et al., 2025; Franco et al., 2025). Además, la deforestación reduce las precipitaciones en las zonas situadas a barlovento (en contra del viento) de las áreas despejadas, lo que también afecta a la Amazonía occidental (Qin et al., 2025). Por otra parte, estudios recientes han demostrado que la deforestación de la Amazonía retrasa el inicio de la estación húmeda en el sur de la Amazonía (Ruiz-Vasquez et al., 2020; Commar et al., 2023; Sierra et al., 2023).

En relación con la deforestación, otros factores climáticos, como el aumento de la temperatura y la duración de la estación seca, también están contribuyendo al punto de inflexión (Flores et al. 2024). Múltiples fuentes han informado sobre el alargamiento de la estación seca en el sur y el este de la amazonía en las últimas décadas, siendo la mayor estación seca observada en el 2023-2024, durante la gran sequía registrada en la amazonía (Marengo et al., 2024; Espinoza et al., 2024). Como resultado de estas condiciones más secas, en los últimos años se han registrado temporadas de incendios sin precedentes, sobre todo durante los años de El Niño de 2016 y 2024 (Finer et al., 2025). Cabe destacar que el cambio previsto de bosque a sabana ya se está produciendo en lugares que experimentan una mayor frecuencia de incendios forestales debido a estas condiciones de calor y sequía (Flores et al., 2021).

2. Áreas más dependientes del reciclaje de humedad en la amazonía (áreas sensibles)

Figura 2. Áreas sensibles fusionadas. Datos: Staal 2018, Weng 2018, Conservación Amazónica/MAAP

Una serie de estudios empíricos y de modelización recientes indican que el suroeste de la amazonía (incluida la cordillera de los andes tropicales en Perú y Bolivia) es el principal sumidero de humedad, es decir, la zona donde las precipitaciones dependen en mayor medida del reciclaje de la humedad (Boers et al. 2017, Zemp et al. 2017, Weng et al. 2018, Staal et al. 2018, Sierra et al. 2022). De hecho, la lluvia transpirada por los árboles es superior al 70 % en esta región (Staal et al. 2018, Weng et al. 2018).

Dada su dependencia de las precipitaciones impulsadas por la transpiración, se prevé que el impacto de la reducción de las lluvias debido al reciclaje de humedad en cascada sea mayor en el suroeste de la Amazonía (Zemp et al. 2017, Weng et al. 2018, Staal 2018, Sierra et al. 2022, Beveridge 2024). De hecho, el bosque del suroeste de la Amazonía podría entrar en el equilibrio bioclimático de las sabanas tras los escenarios previstos de deforestación extensiva de la Amazonía (Zemp, 2017). Los bosques del noroeste y del escudo de Guyana también dependen relativamente de las cascadas de precipitaciones forestales (Hoyos et al., 2018; Staal et al., 2018).

Para identificar con precisión las zonas de la Amazonía que son más vulnerables a las perturbaciones del reciclaje de la humedad basado en la transpiración de una manera espacialmente explícita, fusionamos dos estudios clave que presentan resultados de modelos espacialmente explícitos (Weng 2018, Staal 2018). Estos estudios abarcan datos de la estación seca (Staal 2018) y anuales (tanto de la estación seca como de la húmeda) (Weng 2018).

Weng 2018 identifica las «zonas sensibles», definidas como aquellas en las que más del 50 % de las precipitaciones provienen de la evapotranspiración amazónica (lo que representa el percentil 98 de la mayor sensibilidad al cambio en el uso del suelo amazónico). Staal (2018) estima el efecto de la transpiración de los árboles amazónicos en la resiliencia de la selva amazónica. Seleccionamos las áreas con mayor pérdida de resiliencia (0,8 y superior), cuantificada como la fracción de resiliencia que se perdería en ausencia de la transpiración de los árboles amazónicos.

La Figura 2 ilustra el conjunto de datos fusionados, al que nos referimos como “zonas sensibles fusionadas”. Cabe destacar que ambos estudios coinciden en que las áreas más vulnerables se encuentran en el suroeste de la amazonía, abarcando las tierras de baja altitud de sólo dos de los nueve países de la cuenca amazónica: Perú y Bolivia. Esta área sensible fusionada cubre una franja de 1750 kilómetros de largo a lo largo de los Andes peruanos y bolivianos. En este mapa de datos fusionados, incluimos al Parque Nacional del Manu como punto de referencia, ubicado aproximadamente en el centro de las áreas sensibles.

Weng et al. 2018 identificaron zonas de mayor altitud en la zona de transición entre los Andes y la amazonía tanto en Perú (regiones de Junín, Cusco y Puno) como en Bolivia, mientras que Staal et al (2018) identificaron zonas de ligeramente menos altitud en esta misma cordillera. Estas regiones coinciden con las zonas en las que se prevé una mayor reducción de las precipitaciones debido a la deforestación (Sierra et al. 2022). Además, cabe señalar que Staal indica una zona adicional en la amazonía venezolana.

Aunque, como se mencionó anteriormente, los bosques del noroeste y noreste (escudo de Guyana) también dependen relativamente de las cascadas forestales de precipitaciones, los bosques del suroeste son los más dependientes, probablemente debido a su ubicación en el extremo más alejado de la ruta Atlántico-Amazonas-Andes.

3. La humedad fluye hacia las zonas sensibles (según la estación)

Figura 3. Flujos de humedad en la Amazonía con las zonas sensibles. Datos: ERA5, ACA/MAAP

Dada la dependencia de los bosques amazónicos occidentales, especialmente los del suroeste, del reciclaje de humedad en cascada, un reto clave es identificar las zonas de origen de humedad más importantes en el este de la Amazonía. A este respecto, la literatura ofrece una respuesta menos definitiva, probablemente porque las rutas de reciclaje de la humedad cambian con las estaciones, en contraste con la trayectoria a largo plazo de los ríos aéreos, que representan las vías preferenciales generales (Arraut 2012, Staal 2018, Weng et al. 2018).

Correlacionamos las áreas sensibles fusionadas en el suroeste de la Amazonía con sus respectivas áreas húmedas de origen, mediante el rastreo de los flujos de humedad en dirección contraria al viento. Este componente del trabajo se inspiró en el concepto de cuenca de precipitación, definido aquí como las áreas terrestres en dirección contraria al viento que proporcionan evapotranspiración a la precipitación de un área específica (Keys et al. 2012, Weng et al. 2018).

Determinamos que es esencial analizar las tres estaciones principales debido a la gran variabilidad estacional (Staal et al, 2018) y que cada una de ellas desempeña un papel clave en la estabilidad de las selvas tropicales: Durante la estación húmeda, casi el 50 % de las precipitaciones anuales totales caen sobre la región, y estos períodos húmedos recargan las reservas de agua subterránea del Amazonas, vitales para mantener las tasas de transpiración de los bosques durante los meses secos (Miguez-Macho y Fan 2012, Sierra et al 2022). Durante la estación seca, los procesos de reciclaje de la humedad son especialmente importantes para garantizar que parte de las limitadas precipitaciones lleguen al oeste de la Amazonía (Beveridge et al., 2024). Las precipitaciones transpiradas por los árboles alcanzan su máximo entre septiembre y noviembre, cuando gran parte de la Amazonía se encuentra al final de la estación seca y en transición hacia la estación húmeda (Zanin et al., 2024).

Para trazar la ruta del flujo de humedad entre las zonas sensibles fusionadas del oeste de la Amazonía y sus fuentes de humedad orientales, utilizamos los datos de flujo de humedad del reanálisis ERA5 (Hersbach 2023). En concreto, fusionamos los datos integrados verticalmente para el flujo de vapor de agua hacia el norte y hacia el este. Elegimos datos de 2022 como año reciente que no se vio muy afectado por fenómenos meteorológicos extremos como El Niño o la sequía (Espinoza et al., 2024). Para 2022, descargamos y analizamos los datos del flujo de humedad de tres períodos de tiempo distintos: enero-febrero (que representa la estación húmeda o monzónica), julio-agosto (estación seca) y septiembre-octubre (estación de transición de seca a húmeda).

Los resultados de las tres temporadas se ilustran en la Figura 3, donde las flechas representan los datos de flujo de humedad del reanálisis ERA5 desde el océano Atlántico hasta las zonas sensibles fusionadas en el suroeste de la Amazonía.

Cabe señalar que, en la estación húmeda (enero-febrero), la humedad fluye desde el océano Atlántico hacia el noreste de la amazonía (norte de Brasil, Guayana Francesa, Surinam, Guyana y Venezuela) antes de dar un giro importante hacia el sur (arco) a través del sureste de la amazonía colombiana y el norte de Perú, antes de llegar a las zonas sensibles. Este patrón general es coherente con otros estudios centrados en la temporada húmeda (Arraut 2012, Boers 2017, Sierra et al. 2022) y en todo el año (Weng et al. 2018).

Por el contrario, en las estaciones seca (julio-agosto) y de transición (septiembre-octubre), la humedad fluye desde el océano Atlántico más al sur a través de la Amazonía brasileña central y tiene un arco menos pronunciado cerca de la frontera con Perú. Concretamente, el patrón de la estación seca concuerda con otros estudios centrados en la estación seca (Arraut 2012, Staal 2018, Zemp 2017 NC).  Cabe señalar que el flujo de la estación de transición se encuentra entre la estación húmeda al norte y la estación seca al sur.

Para las tres estaciones, hacemos hincapié en que toda la trayectoria de este a oeste es importante para la conservación en lo que respecta al reciclaje en cascada de la humedad. Es decir, las zonas más alejadas del este representan la trayectoria completa en cascada, mientras que las zonas más cercanas del oeste ejercen la influencia directa más fuerte (Weng et al. 2018).

Si bien el reciclaje de la humedad abarca una vasta zona de este a oeste, gran parte de las precipitaciones inducidas por los árboles en el suroeste de la Amazonía se transpira en las cercanías (Stall 2018). Es decir, las zonas que ejercen la influencia más fuerte y eficaz sobre el suroeste de la Amazonía se encuentran justo contrarias al viento, en el centro-oeste de la Amazonía (Weng 2018; Wongchuig et al., 2023). En resumen, la pérdida extensiva de bosques en cualquier punto de la ruta de la humedad en cascada desde el este al oeste de la Amazonía, ya sea lejos o cerca, puede afectar a las precipitaciones basadas en la transpiración en el oeste de la Amazonía, lo que aumenta su sensibilidad.

El patrón anual general, teniendo en cuenta las tres estaciones, podría describirse como ríos aéreos. Tal y como indican Weng et al. (2018), esto coincide en gran medida con el patrón de la estación húmeda.

Figura 4. Como en la Figura 3, más la cobertura forestal. Datos: ERA5, Amazon Conservation/MAAP.

Para proporcionar más contexto, la Figura 4 incorpora la clasificación actual del terreno, dividida en tres categorías principales basadas en el análisis de imágenes satelitales: bosques, zonas no forestales (como la sabana) y zonas de deforestación acumulada (a partir de 2022).

Para enero-febrero (temporada húmeda), note que gran parte del flujo de humedad atraviesa el bosque primario continuo del norte de la Amazonía. Es decir, la humedad atraviesa predominantemente zonas no deforestadas del norte de Brasil, Guayana Francesa, Surinam, Guyana, Venezuela, el sureste de Colombia y el norte de Perú.

Por el contrario, los flujos de humedad de julio-agosto (estación seca) y septiembre-octubre (estación de transición) atraviesan varios frentes importantes de deforestación en la Amazonía central, especialmente durante la estación seca.

Durante la crítica estación de transición de seca a húmeda, el papel de la evapotranspiración de los árboles de la zona es especialmente importante. El sur de la Amazonía presenta valores generales de evapotranspiración más bajos (Fassoni-Andrade 2021; Zanin et al., 2024). Sin embargo, debido al mayor acceso de las raíces de los bosques al agua del suelo profundo, la evapotranspiración sobre las zonas boscosas es mayor que sobre las tierras de cultivo/pastizales durante este periodo (von Randow et al. 2004). Dado que, durante esta estación de transición, el transporte de humedad hacia el suroeste de la Amazonía pasa por grandes áreas deforestadas, la conservación de los bosques que quedan a lo largo de esta ruta es fundamental.

Además, estudios recientes muestran que los principales patrones de flujo de humedad pueden verse alterados a escala continental debido a la deforestación (Commar et al., 2023; Sierra et al., 2023). Como resultado, en el futuro podría producirse una reducción del transporte de humedad desde el Atlántico hacia el continente y retrasos en el inicio de la temporada húmeda debido a la deforestación en la Amazonía y al cambio climático (Agudelo et al., 2023).

Conclusión

Anteriormente, en este reporte técnico inicial, hemos fusionado tres puntos clave que son fundamentales para comprender el concepto de punto de inflexión en la Amazonía.

Primero, presentamos una visión general de los flujos de humedad aérea que se originan en el océano Atlántico y luego se desplazan y reciclan desde el este hacia el oeste de la Amazonía. Segundo, identificamos las “zonas sensibles” más vulnerables a la alteración del reciclaje de la humedad causada por la deforestación, situadas principalmente en el oeste de la Amazonía (Perú y Bolivia). Tercero, relacionamos estas zonas sensibles del oeste con sus respectivas zonas clave de origen de humedad en el este para cada una de las tres estaciones amazónicas: húmeda, seca y de transición.

Al incorporar datos actualizados sobre el uso del suelo, encontramos diferencias importantes según la estación. Durante la temporada húmeda, gran parte del flujo de humedad atraviesa los bosques primarios continuos (no deforestados) del norte de la Amazonía. Sin embargo, durante las temporadas seca y de transición, el flujo de humedad debe atravesar varios frentes de deforestación importantes, ubicados principalmente en la Amazonía central.

Por lo tanto, una importante contribución de este trabajo es revelar que, contrariamente a la percepción común de que el punto de inflexión es un evento único en toda la Amazonía, ciertas partes de la Amazonía son más vulnerables que otras. En particular, el suroeste de la Amazonía (Perú y Bolivia) es más vulnerable a un posible punto de inflexión, especialmente debido a la interrupción de los flujos de humedad durante la estación seca en los principales frentes de deforestación.

Pronto aprovecharemos estos resultados en un próximo reporte enfocado en las políticas, presentando las principales implicaciones del mantenimiento de los flujos de la humedad aérea  para la conservación. Este análisis incluirá cómo identificar las áreas clave de conservación para cada temporada basándose en el concepto clave de mantener el flujo de humedad en cascada hacia las áreas sensibles, en relación con las áreas protegidas, los territorios indígenas y las principales redes de carreteras. También revelará varias implicaciones políticas que requieren atención urgente y nuevos enfoques para la gobernanza nacional y la cooperación internacional. Por ejemplo, considera las implicaciones de las carreteras previstas (sobre todo la BR-319) y el fortalecimiento de las áreas de conservación existentes y la creación de otras nuevas en terrenos públicos no designados.

Agradecimientos

Este trabajo ha contado con el apoyo de la Fundación Leo Model.

Agradecemos a los siguientes colegas por los datos y/o comentarios a las versiones anteriores del reporte:

Wei Weng
Potsdam Institute for Climate Impact Research
Potsdam, Germany  

Arie Staal
Assistant Professor
Environmental Sciences
Copernicus Institute of Sustainable Development
Utrecht University

Juan Pablo Sierra
Institut des Géosciences de l’Environnement,
Université Grenoble Alpes, IRD, CNRS,
Grenoble, France  

Jhan-Carlo Espinoza
Directeur de Recherche, Institut de Recherche pour le Developpement (IRD)
IGE Univ. Grenoble Alpes, IRD, CNRS (UMR 5001 / UR 252) – France
Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima – Perú

Co-chair of ANDEX: A regional Hydroclimate Initiative for the AndesGEWEX
Coordinator of the AMANECER Project (Amazon-Andes Connectivity)

Corine Vriesendorp
Director of Science
Conservación Amazónica – Peru (ACCA)

Federico E. Viscarra
Science Officer
Science Panel for the Amazon

Daniel Larrea
Director of the Science & Technology Program
Conservación Amazónica – Bolivia (ACEAA)

Cita

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MAAP #231: Ampliación de red vial irregular en Territorio Indígena Achuar​

Mapa Base. Territorio Indígena Achuar. Datos: RAISG, Fundación Pachamama.

Este informe tiene como objetivo documentar la expansión de vías en el sureste de la Amazonía ecuatoriana, específicamente en el territorio Indígena de la Nacionalidad Achuar del Ecuador, con la finalidad de analizar cuales tramos viales han cumplido con los requisitos ambientales requeridos por ley.

La Nacionalidad Achuar del Ecuador tiene un territorio de alrededor de 672.000 hectáreas entre las provincias de Pastaza y Morona Santiago, en donde habitan cerca de 10.000 personas distribuidas en 96 comunidades. 

En el reporte MAAP #159 se registró la apertura de una vía de 12 kilómetros, que conecta el poblado de Taisha con la comunidad de Pumpuentsa, realizada entre octubre de 2021 y abril de 2022.

Esta obra representó la primera vía carrozable en la historia del territorio Achuar.

 

 

 

 

 

 

 

Imagen 1. Área de estudio dentro del territorio indígena Achuar. Datos: Planet, EcoCiencia, Fundación Pachamama.

El presente reporte muestra una actualización con corte a abril de 2025, evidenciando nuevas conexiones viales entre las comunidades Pumpuentsa y Wampuik, y un ramal intermedio hacia Wasakentsa, ubicadas dentro del territorio de la NAE en la provincia de Morona Santiago (ver Imagen 1). 

Esta expansión vial responde a demandas históricas de la Nacionalidad Achuar, motivadas por el aislamiento geográfico, los altos costos de transporte y la falta de servicios básicos como salud y educación. Estas condiciones han impulsado a las comunidades a exigir una mayor atención por parte de las autoridades nacionales y subnacionales.

El desarrollo de estas vías debe planificarse considerando que este territorio es conocido como uno de los bosques mejor conservados y de mayor biodiversidad en el Ecuador (ver Anexo). La vida en bosques Indígenas requiere una intervención integra con servicios básicos y alternativas sostenibles, para evitar conflictos socioambientales, tales como la extracción ilícita de madera.  

Las demandas, previamente aludidas, han sido recogidas en propuestas del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) Provincial de Morona Santiago y reflejadas en resoluciones de Asambleas y Congresos de la Nacionalidad Achuar. Cabe destacar que la vialidad rural es competencia de los GAD provinciales y requiere diversos estudios técnicos, siendo los estudios ambientales uno de los componentes más relevantes en el proceso de planificación y desarrollo.  

Ampliación de vías entre abril 2022 y abril 2025 

El ingreso de vías en el territorio de la Nacionalidad Achuar del Ecuador marca un antes y un después en la historia de este pueblo. La vía Pumpuentsa–Wampuik, junto con su ramal hacia Wasakentsa, conecta el sistema vial del cantón Taisha con el corazón del territorio Achuar en Morona Santiago, incluyendo su bosque primario. La posibilidad de extender estas vías hacia otras comunidades e incluso hacia Perú representa quizás el mayor reto (presiones y amenazas vinculadas a la red vial) para la Nacionalidad Achuar desde que el Estado les otorgó títulos territoriales en la década de 1990. 

Mediante el análisis de imágenes satelitales, se identificó una expansión total de aproximadamente 50 kilómetros de la red vial en territorio Achuar, registrada entre abril de 2022 y abril de 2025. 

Inicialmente hasta abril 2022 se habían registrado 12 kilómetros viales construidos hasta Pumpuentsa y sus alrededores. En los primeros seis meses del presente monitoreo, el crecimiento fue moderado, alcanzando aproximadamente 23 kilómetros de ampliación. Posteriormente, las obras se detuvieron por un periodo de dos años. La reactivación del proyecto tuvo lugar en octubre 2024, dando paso a una fase de expansión acelerada que alcanza los 56 kilómetros en enero 2025. Finalmente, entre enero y abril de 2025, se registró un crecimiento paulatino de 6 kilómetros adicionales, correspondiente al ramal hacia Wasakentsa, completando así 62 kilómetros de ampliación total de la red vial en territorio Achuar desde 2021 (ver Gráfica 1). 

Gráfica 1. Ampliación de la vía Pumpuentsa – Wampuik en Territorio Achuar en Morona Santiago (abril 2022-abril2025). Datos: EcoCiencia.
Imagen 2. Conexiones viales entre comunidades Achuar (abril 2022 – abril 2025). Datos: Planet, EcoCiencia, Fundación Pachamama.

La Imagen 2 ilustra como esta ampliación vial ha permitido la conectividad entre comunidades del territorio Indígena Achuar.

El recorrido inicia en la comunidad de Pumpuentsa y se extiende hacia Patukmai, desde donde se establecen conexiones hacia Wasakentsa e Ipiak. A su vez, Ipiak queda vinculada con Putuim, que conecta con Tarimiat, y finalmente esta última con Wampuik. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Construcción, gestión y monitoreo 

Imagen 3. Integración de monitoreo satelital y comunitario. Datos: Planet, EcoCiencia, Fundación Pachamama.

En cuanto a su construcción y gestión, la vía desde Pumpuentsa hasta Patukmai fue construida por el GAD Provincial de Morona Santiago. Posteriormente, en 2024, el GAD Municipal de Taisha, autoridad que no tiene las competencias de vialidad rural, realizó la apertura de la vía que conecta Patukmai con Wampuik. Actualmente, en 2025, el GAD Provincial se encuentra a cargo de la construcción de la primera etapa de la vía que conecta Patukmai con Wasakentsa y conectará, en futuras fases, a otras comunidades (Nases, Kuchints, Tsurik Nuevo y Wampuik). 

Con relación a la legalidad de estas intervenciones, al 3 de agosto de 2025, únicamente el tramo Pumpuentza–Patukmai cuenta con registro ambiental vigente (MAE-SUIA-RA-DPAMS-2017-2595), el cual obliga al cumplimiento del Plan de Manejo Ambiental y demás requisitos normativos por parte del GAD Provincial [1]. El tramo que comprenden desde Patukmai hasta Wampuik, no presentan registros de obra ni permisos ambientales en el Sistema Único de Información Ambiental (SUIA) del Ecuador. Sin embargo, según una publicación oficial del GAD Municipal de Taisha, el 21 de diciembre de 2024 se habría concluido la construcción de la vía completa entre Pumpuentsa y Wampuik, pese a la ausencia de permisos ambientales registrados [2]. 

La Nacionalidad Achuar y los representantes de Pumpuentsa consideran el monitoreo comunitario como el Ikiama Yapii (la cara del bosque). El cuidador o monitor territorial del bosque, es quien observa, controla y vigila los sitios importantes para la cultura Achuar (ríos, animales, espíritus) y los daños o acciones ambientales que afectan el territorio. Es así como monitores territoriales Achuar han realizado un seguimiento al avance de la vía desde Pumpuentsa hasta Wampuik en el periodo de su construcción y al aprovechamiento de madera que esto ocasiona (ver Imagen 3).  

El monitoreo comunitario realizado en 2025 identificó a Pumpuentsa y Patukmai como las comunidades con mayor aprovechamiento forestal, destacándose especialmente la extracción de especies como el cedro y el chuncho. La reciente ampliación vial en la zona ha facilitado significativamente el transporte de la madera destinada a su comercialización (ver Imagen 3). 

Recomendaciones para la política pública

La apertura de carreteras en territorios Indígenas de la Amazonía ecuatoriana implica una serie de requisitos ambientales fundamentales, establecidos en la normativa nacional vigente a 2025, para garantizar la protección del ambiente, la biodiversidad y los derechos de las comunidades locales e indígenas. Estos requisitos están regulados principalmente por la ley del Código Orgánico del Ambiente (COA) y su Reglamento (emitido mediante el Decreto Ejecutivo 752 y reformas), la jurisprudencia de la Corte Constitucional del Ecuador respecto a derechos ambientales y derechos de la Naturaleza; y los tratados internacionales de derechos humanos como el Acuerdo de Escazú (vigente en Ecuador desde 2021). 

Detallamos a continuación algunas recomendaciones con base en los hallazgos del estudio realizado y el respectivo marco regulatorio: 

Licencias o ejecución de obras públicas sin Consulta y el consentimiento previo, libre e informado (CPLI) 

Foto: Ecociencia

El proceso de evaluación ambiental incluye obligatoriamente un proceso de participación ciudadana, establecido en el artículo 395 de la Constitución del Ecuador. Este proceso deberá garantizar el derecho de las comunidades afectadas a ser informadas y a emitir observaciones sobre el proyecto, antes de su aprobación. Las convocatorias y actas deben publicarse en el SUIA. 

Si la carretera interviene territorios de pueblos y nacionalidades indígenas, es obligatoria la realización de una consulta previa, libre e informada, conforme al artículo 57 de la Constitución y los estándares del Convenio 169 de la OIT.

La consulta debe realizarse de buena fe, con pertinencia cultural y antes de la adopción de cualquier decisión definitiva. 

Con base en esto, se recomienda a la Autoridad Nacional Ambiental a nivel nacional, mediante las reformas legislativas correspondientes, tipifique como falta grave o delito el otorgamiento de licencias o la ejecución de obras públicas sin CPLI, estableciendo responsabilidades penales, administrativas y civiles para los funcionarios o empresas que actúen al margen de este derecho. 

Normativa para la ejecución de obras sin CPLI

Foto: Ecociencia

En el marco de las competencias ambientales de los GADs [5], el artículo 431 de la Constitución de la República, se establece un sistema de gestión integral del manejo ambiental nacional donde, los gobiernos autónomos descentralizados, de manera concurrente, estarán a cargo de la emisión de normas para la gestión integral del ambiente y la prevención, control y sanción de actividades que afecten al mismo.

Asimismo, se establece la obligación de los GADs de denunciar ante la autoridad competente cualquier vulneración a los derechos de la Naturaleza que llegue a su conocimiento.

En el marco de dichas obligaciones y el sistema de garantías establecido, se recomienda el desarrollo de mecanismos normativos vinculantes que impidan el inicio de cualquier fase del proyecto sin CPLI, incluso la fase de planificación, licitación o estudios de factibilidad. 

 

 

 

Garantizar la participación indígena en CPLI 

Foto: Ecociencia

Se recomienda a la Autoridad Nacional Ambiental que se diseñen lineamientos específicos sobre cómo debe desarrollarse la consulta previa en contextos amazónicos, con enfoque cultural, lingüístico y territorialmente diferenciado, en co-creación con las propias organizaciones indígenas.

Además de que se publique información clave (fichas técnicas, mapas, actas de consulta, licencias) en plataformas públicas como el Sistema Único de Información Ambiental (SUIA) y otros repositorios accesibles con el fin de garantizar la transparencia del proceso.

Así mismo, se considera conveniente que se incorporen mecanismos de rendición de cuentas y seguimiento participativo al proceso de implementación del CPLI, incluyendo la figura de veedurías comunitarias y auditorías sociales.

Y que, se reconozca la competencia de las autoridades indígenas para pronunciarse sobre afectaciones en su territorio, en concordancia con el artículo 171 de la Constitución, esto con la finalidad de fortalecer los sistemas de justicia intercultural.

 

Fortalecer el uso del diálogo intercultural como mecanismo de gobernanza preventiva 

Foto: Ecociencia

La Constitución del Ecuador establece como principios rectores del Estado la interculturalidad y la plurinacionalidad (art. 1 y art. 250), y reconoce la existencia de sistemas jurídicos propios de los pueblos Indígenas.

Además, el Acuerdo de Escazú promueve la participación inclusiva y efectiva, con enfoques interculturales (art. 7). 

El marco constitucional reconoce la plurinacionalidad y la interculturalidad (arts. 1 y 250), lo que implica incorporar los saberes, cosmovisiones y sistemas de ordenamiento propios de los pueblos Indígenas. 

En este sentido se recomienda incorporar de manera estructural el diálogo intercultural como mecanismo preventivo y vinculante en la toma de decisiones que puedan afectar territorios Indígenas.

Esto implica: Reconocer la legitimidad de los voceros y formas propias de decisión comunitaria; Respetar los tiempos y protocolos culturales de deliberación; Asegurar la participación de autoridades comunitarias desde etapas tempranas, más allá del requisito formal de consulta; Capacitar a funcionarios públicos en competencias interculturales; y, Establecer mesas técnicas permanentes de diálogo entre instituciones del Estado y gobiernos comunitarios, como espacios de resolución anticipada de conflictos. 

Este enfoque de diálogo debe preceder cualquier acción administrativa o de planificación sobre los territorios y debe considerarse una herramienta de garantía de derechos y prevención de conflictos socioambientales. 

Transparencia ambiental y mecanismos anticorrupción 

El Acuerdo de Escazú, ratificado por Ecuador y en vigor desde el año 2021, establece en su artículo 5 el deber de los Estados de garantizar el acceso a la información ambiental, de manera proactiva y en formatos culturalmente adecuados.

La falta de información completa y veraz vicia el proceso de consulta y viola el principio de buena fe, como ha reiterado la Corte IDH en varios fallos. 

La participación de los pueblos Indígenas en la gestión ambiental y territorial está garantizada en la Constitución (art. 395.2 y 57.17) y en el Acuerdo de Escazú (art. 9), lo cual implica su rol como actores de control social y defensores del territorio. 

Se recomienda que se reconozcan e institucionalicen sistemas de monitoreo comunitario Indígena mediante protocolos propios, que se articulen con el Sistema Nacional de Monitoreo Ambiental.

Estos sistemas deben tener capacidad de generar alertas tempranas, denuncias y promover la participación en procesos de sanción y remediación.

 

Notas

[1] Resolución No. 219724: Registro ambiental para el proyecto obra o actividad construcción de la vía Pumpuentza – Patukmai, tramo I de 10 km ubicado en la parroquia Pumpuentza del cantón Taisha., ubicado/a en el cantón Taisha, Provincia Morona Santiago, MAATE. 

[2] Anuncio disponible en: https://taisha.gob.ec/𝗟𝗟𝗘𝗚𝗔𝗠𝗢𝗦𝗖𝗢𝗡𝗟𝗔𝗔𝗣𝗘/ 

[3] Pudiendo ser estos, conforme el art. 426 del Reglamento al COA: a) un registro ambiental, para proyectos de bajo impacto o; b) una licencia ambiental, para obras y proyectos de mediano y alto impacto.  

[4] Registro Oficial No. 274, publicado el 28 de marzo de 2023 

[5] De conformidad a la Sentencia 36-15-IN/20 de la Corte Constitucional del Ecuador, a fin de comprender el nivel de competencia ambiental que concurre para los GADs, es necesario indicar que existen cuatro tipos de competencias:

  • Las competencias exclusivas definidas en el artículo 114 del Código Orgánico de Organización Territorial (COOTAD) como aquellas que están establecidas expresamente en la CRE y en el COOTAD, y su titularidad corresponde a un solo nivel de gobierno;
  • Las competencias concurrentes definidas en el artículo 115 del COOTAD como aquellas cuya titularidad corresponde a dos o más niveles de gobierno 
  • Las competencias adicionales y; las competencias residuales definidas en los artículos 149 y 150 del COOTAD, respectivamente como aquellas competencias que entrega el Consejo Nacional de Competencias. 

Anexo

Anexo. Cobertura y uso de suelo en Territorio Indígena Achuar. Datos: Mapbiomas 2024, Fundación Pachamama

Agradecimientos 

Agradecemos a Fundación Pachamama por facilitar información contextual y la redacción de recomendaciones para la política pública del presente reporte. 

Este informe es parte de una serie enfocada en la Amazonía ecuatoriana a través de una colaboración estratégica entre las organizaciones Fundación EcoCiencia y Amazon Conservation, con el apoyo de la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (Norad). 

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